HISTORIA DE ARAGÓN (V)

La fidelidad, el respeto y !a obediencia que constantemente manifestaron los Aragoneses a sus soberanos hizo que estos no cuidasen de exigir de ellos el juramento de fidelidad y obediencia porque como dijo el rey D.Alonso el IV, para la fidelidad de este reino no ha sido nunca necesario el vínculo del juramento, pues sin él ha sido siempre singular en la veneración de sus reyes. Esto no obstante, cuando el Papa Inocencio II y a instancias de los aragoneses mandó al Conde Simón de Monforte que le entregase el infante Don Jaime; sin que prestase el juramento acostumbrado , lo juraron por su rey los aragoneses, estableciendo desde entonces que los vasallos prestasen juramento de fidelidad a sus reyes en el acto de la coronación.
A pesar no obstante de ésto, hubo en lo sucesivo varios reyes, que íntimamente penetrados de la fidelidad de los aragoneses, no quisieron recibir de ellos juramento alguno. Entre estos es digno de referirse el Rey Don Fernando I, que, dijo que no era necesario recibir juramento de fidelidad de los aragoneses, que con tanto valor lo habían defendido padecido por esta razón muchos trabajos y afanes. El Juramento, que el rey debía prestar al reino, era como hemos dicho una condición tan precisa, según el Fuero de Sobrarbe, que sin ella no podía tomar ninguna el título de rey, ni exigir obediencia de sus vasallos, ni menos ejercer acto ninguno de jurisdicción y así aun cuando la sucesión  señalase al Príncipe, que después de la muerte de algún rey debía de derecho ocupar el trono  no se le permitía tomarse el título de tal, hasta que jurase al reino la observancia de sus fueros; porque no pudiendo los Reyes alterar por sí la ley que esto tenia dispuesto, habían de recibir la corona de la misma manera y bajo los mismos pactos, y condiciones, que su último antecesor la habia recibido de los primeros aragoneses. sus Reales predecesores; expresiones que prueban claramente la continuada, y firme observancia de este pacto y condición , prevenido por los Sobrarbenses en el Fuero que promulgaron de levantar rey
El Rey Don Pedro III llamado el Grande que sucedió en el año 1276 a su padre D. Jaime I el Conquistador, muerto éste aunque se consideraba rey de Aragón, no quiso antes de coronarse y tomar las insignias Reales usar del título de rey se le titulase tan solamente Infante Primogénito, heredero del rey Don Jaime según lo usaron sus antecesores y aunque era sucesor en el reino de Valencia , no quiso recibir la corona ni título real, hasta que fue primero coronado en Zaragoza; por esta causa al final del mes de octubre partió de Valencia y vino a Teruel y a Zaragoza donde estaban ajuntados los Ricos-homes y caballeros y los procuradores de las ciudades y Vigilas del Reino a las Cortes que se habían de celebrar en la coronación y a 6 dias de noviembre fue coronado y ungido por rey en la Iglesia Mayor del Salvador de Zaragoza. Asimismo el Rey Don Jaime II llamado el Justiciero que succedió en el año 1291 a su hermano el rey Don Alonso III el Franco, hallándose en Sicilia de donde era rey cuando le llegó la noticia de la muerte de su Padre y de la sucesion a este Reino jamás quiso tomar el nombre de Rey de Aragón, hasta que viniendo a Zaragoza juró en las cortes, que para este fin se juntaron, los Fueros del Reino.
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